Lee el podcast de Informe Infame #2 |De Buenos Aires a Fer. Fernanda Laguna.
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Los hechos corrieron sumisos detrás de mi fantasía, si no, ¿qué era? Si no era que el poema hacía siempre y haría siempre lo mismo que hacía. Moverse, venir, estarse, marcharse, acompañarse de otros poemas. Acompañarse, que etimológicamente viene de comer el pan juntos, comer del mismo pan. Compañeres que comparten el mismo pan, comen del mismo pan. El poema, que parece una palabra que se ha comido el pan, el poema les visitaba. El poema les visitaba como una carta. Imaginad, como una carta.
Y fue muy comentado entonces que siempre comenzaría igual, que el poema no tendría quizás última vez, pero siempre comenzaría igual. Empezaría hablando de una carta, el poema sería la carta. Imaginad, una carta como una barca. Imaginad, un poema que es una carta y una carta que va en una barca. Y la barca abarcaría el río. Imaginad, la barca abarca el río. Es la barca y el río. Y en el río reiría un deseo. Es un deseo. Imaginad. Y el deseo desea el mar, la barca, la carta. El río, el deseo, desea el mar. El mar, sin embargo, no a María, sino a su inmensidad.
El mar sería fabuloso, plano e inalcanzable, como aquel pedazo de mar que se ve desde lo alto de la carretera, llegando en coche, un recuadro azul brillante. Y el poema entonces dice, ya te tengo, ya te tengo aquí conmigo, azul brillante, un recuadro, ya te tengo aquí conmigo, para siempre aquí conmigo.
Ya te tengo, un recuadro azul brillante, ya te tengo para mí, para siempre aquí conmigo, un recuadro azul brillante. Lo tengo, lo tengo aquí conmigo, Va siempre aquí conmigo, ya lo tengo, un recuadro azul brillante, ya lo tengo, ya lo tengo aquí conmigo, ya lo tengo Ay chicas, la batería se está agotando
